Es habitual que concibamos a los medios como fuentes a través de las cuales solamente recibimos información , en ocasiones tendemos inclusive a darlos por sentado sin reflexionar en derredor de las herramientas que ofrecen , sin embargo la concepción de McLuhan era que cualquier tecnología es una extensión de nuestro cuerpo, mente o ser. Los medios tecnológicos entendidos como catapultas que potencian las habilidades humanas, del mismo modo que una bicicleta o un automóvil funcionan como extensión de nuestros pies, la computadora sería una extensión de nuestro sistema nervioso central ,el internet (aldea global)como una extensión del imaginario colectivo que sintoniza y registra el devenir sensible de la humanidad etc.
Partiendo de esta premisa MacLuhaniana, hoy en día ante nuestra mirada se presentan innumerables dispositivos, lenguajes y métodos que exponencian el espectro de posibilidades para cualquier individuo, desde los gadgets de que dependemos neuróticos para resolver nuestra cotidianidad, hasta los Arduinos, que se programan en aras de comandar una función específica. Si bien mi relación con “el arte” partió de soportes como la escritura, la pintura, y el dibujo, cito a MacLuhan ya que la lectura del mismo me permitió replantearme cuestiones como:¿Qué es el medio?¿Que es el mensaje?¿El medio es el mensaje? Preguntas como las anteriores si bien no reducen mi fervor por soportes tradicionales , si me permiten ser más consciente de las limitantes de los mismos y a su vez me invitan a preocuparme curioso por las posibilidades que albergan los nuevos medios , sobre todo a especular en relación a la posibilidad de conciliar o configurar un lenguaje que encuentre alguna especie de equilibrio entre los soportes que conozco y aquellos que por otro lado desconozco, pero por sí mismos ya hablan de mi temporalidad , de la época que estoy viviendo. Recordemos que el mismo medio representa toda una carga cultural, importan el medio de distribución , el objeto , la forma en que funciona, la especificidad de problemas que resuelve, y después de ello lo que uno quiere decir con el mismo, información que al estar contenida en el medio que la expresa depende de este para su impacto y lectura.
La idea de configurar lenguajes a partir de la integración de distintos medios en función de predisponer nuevos escenarios para la creación no es nueva, Brenda Laurel la planteó en su teoría de la interfaz basada en el teatro, Morton Helly en la virtualidad a la que te transportaba el sensorama , Adàn Quezada en la configuración de instalaciones pictóricas-sensibles que remitan a la perceptibilidad de un flash back cinematográfico etc. La pluralidad de medios sin duda ofrece opciones inéditas, herramientas con las cuales es posible contrarrestar la casi nula capacidad de asombro y respuesta del hombre bombardeado audiovisualmente por los mass media, de generar un impacto real y duradero en una época donde impera lo virtual y lo efímero.
Mis expectativas en relación a esta clase se centran en adquirir información sobre artistas, herramientas y soportes que empleen tecnología contemporánea ,asì como el entender su implementación en función de articular un discurso artístico .Pero sobre todo me interesa menguar este afán recalcitrante necrofílico, que consiste en limitarme a utilizar herramientas del pasado de modos que ya fueron utilizadas en el pasado , concentrándome así en consolidar un lenguaje que si bien se apoye en herramientas con una larga tradición “artística” se aboque en especìfico a la invención de una gramática propia de la actualidad utilizando nuevos medios.
Equipo de trabajo:
MacbookPro, Paquete de Adobe CS5, Eos Canon Digital Rebel Xti, Cyber-shot (Captura de imagen y video) y 2PC`s de escitorio con acceso Internet con sus respectivas impresoras y scanners.